Cambios medios mensuales en los años 1913-1936: 5.57 a 7.35 pesetas/USD Calcule UD el precio de un viaje a América de los emigrantes hispanos Según datos tomados de aquí
Escrita por los señores D. Jesús Mª Rísquez Alfonzo (doctor en Medicina)y D. Melchor Ordóñez (catedrático)
Premiada en concurso abierto por la Unión Ibero-americana en 1910
A Cartilla del Emigrante: la travesía por mar
Los vapores de las Compañías hacen regularmente sus viajes desde los puertos del Mediodía, del Norte y de Levante de España hasta los de América que vamos á indicar, cobrando por pasaje de 3ª los precios siguientes:
- Al Brasil, Uruguay, Argentina y Nueva York, de 150 á 200 pesetas, según que se tome el pasaje de los puertos del Sur, los más baratos (Almería, Cádiz, ó Málaga), ó de Barcelona, ó de los puertos del Norte (Santander, Coruña ó Vigo), los más caros.
- Destino a los puertos de Venezuela, Colón, Sabanilla, Costa Rica ó Veracruz 250 pesetas.
- A Puerto Rico, 200 pesetas y á Cuba, de 225 á 300.
- Punta Arenas de Costa Rica y á los Puertos de Colombia, menos Sabanilla, 625 pesetas.
- A Nicaragua, de 625 á 675 pesetas.
- Destino Honduras, Salvador ó Guatemala, de 700 á 750 pesetas.
- Los puertos del Ecuador, de 750 á 775 pesetas.
- Puertos del Perú, de 725 á 800 pesetas.
- De Chile y puertos de México, excepto Veracruz y Tampico, de 800 a 850 pesetas.
- San Francisco, de los Estados Unidos de Norte América, 925 pesetas.
- Si se prefiere el viaje á Chile desembarcando en la República Argentina, para atravesar la cordillera de los Andes, conviene saber que el ferrocarril Trasandino sólo está abierto de 1º de Diciembre á 15 de Mayo, y que el billete de 2ª clase, pues no hay de 3ª, cuesta 210 francos.
A los precios indicados para los pasajes debe agregarse, cuando se trate de la Compañía Trasatlántica Española, una peseta más como impuesto del Tesoro, y rebajar un 10 por 100 cuando las cantidades sean mayores de 600 pesetas.
Los precios que hemos señalado son los de la Trasatlántica Española; pero las demás Compañías cobran muy aproximadamente lo mismo. Estos viajes duran ordinariamente de 15 á 20 días, si es á los puertos sobre el Atlántico, de Estados Unidos, México, Centro América, Antillas, Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina; y un mes, día más ó menos, si es á los puertos del Pacífico, de Chile, Perú, Ecuador;
Colombia hasta San Francisco, en los Estados Unidos.
La travesía.
Cartilla del emigrante (inicios del siglo XX)
Cuando un viaje no es una necesidad irremediable impuesta por las circunstancias, sino algo que se desea ó conviene, pero que se puede aplazar ó modificar, debe antes meditarse si la resistencia individual permitirá afrontar las incomodidades del transporte, por mar ó por tierra, y la permanencia en otro clima, ó si alguna deficiencia, achaque ó enfermedad, expondrán á mayores peligros.
En estos casos, ó á la sola sospecha, si no basta el propio conocimiento, toca á un médico decir si se puede cambiar de localidad y aconsejar, como el verdadero perito, en qué época y en cuáles condiciones ha de verificarse el cambio.
El ‘emigrante en ciernes lo primero que ha de cuidar es saber si sus condiciones orgánicas pueden acomodarse al viaje que ha de hacer y á las circunstancias del lugar adonde intenta dirigirse.
La travesía, continuación…
Cartilla del emigrante (inicios del siglo XX)
No todas las constituciones son igualmente resistentes para un viaje y un cambio de clima, ni en todos los climas es igualmente posible el arraigo de un individuo.
En este punto la única voz autorizada es la de un Médico para cada caso, repetimos; pero conviene anticipar que el viaje es tanto más peligroso cuanto más delicada es la salud y cuanto más cerca se está de los extremos de la vida. El mínimo de los riesgos está entre los veinticinco y los treinta y cinco años, y á partir de este promedio los riesgos van aumentando hacia la vejez y hacia la infancia.
La fecha del viaje no es asunto indiferente, siendo las épocas de los más fuertes calores, en las zonas del Norte, los meses de Junio á septiembre, y de los mayores frescos los de Noviembre á febrero, y enteramente lo contrario para las zonas del Sur.
Y como debe procurarse que el desequilibrio de clima sea el menor posible, es recomendable que para dirigirse á México, Centro América, Antillas, Venezuela, Colombia, Norte del Brasil y al Ecuador, se prefiera el semestre de Octubre en adelante, cuando en Europa se alejan los calores del verano y en América se entra en los frescores del invierno, y si el viaje se prepara hacia el Sur del Brasil, Bolivia, Perú, Chile ó la República Argentina, emigración española, se elija el otro semestre de Abril á Septiembre, que es cuando en aquellos países de América la estación corresponde al invierno europeo.
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Cuidado de la salud durante la travesía
Cartilla del emigrante (inicios del siglo XX)
- …Todo individuo y con razón mayor toda familia, debe tener siempre á la mano objetos y remedios para los muchos casos de urgencia en que un cuidado oportuno detiene un mal ó salva una existencia.
Ese botiquín puede variar mucho para cada persona ó familia, -y es el Médico, son sus antecedentes y sus hábitos, lo que ha de indicar lo más indispensable de sus componentes.
Las Compañías de navegación, comprendiendo sus propios intereses, han organizado el transporte de pasajeros de 3.a en condiciones higiénicas tales que el emigrante puede hoy confiar en las precauciones tomadas bajo la guía de las leyes y la inspección de las autoridades - …para asegurar la inocuidad de una travesía, que la aglomeración de gente en buques sin comodidades al efecto podría convertir en un peligro de muerte y en focos de enfermedades transmisibles.
De todos modos, conviene instruirle sobre las condiciones que tiene derecho a exigir en los buques transportes.
La legislación italiana, que es la más adelantada en materia de disposiciones relativas a los buques destinados al transporte de emigrantes, exige una Capacidad mínima de 3 metros cúbicos por pasajero - Bocas de las cámaras de amplitud bastante, 1,8 por 100 de la sección horizontal del local;
- Escaleras en suficiente número, con una inclinación no menor de 35° sobre la vertical;
- Ventilación por trombas de aire para renovar el ambiente ya viciado,
- Y ventanillas en los dormitorios, siempre abiertos sobre el mar; calefacción, en fin, desde que se pasa de los 36º de latitud
Los mareos durante la travesía
Cartilla del emigrante (inicios del siglo XX)
Es opinión médica muy extendida que el mareo es mal de imaginación.
Las personas impresionadas por relatos de los que se han embarcado antes que ellas, ó imbuidas en la idea general de que todos cuantos viajan por mar, antes de habituarse, sufren de mareo apenas entran en un bote ó en un buque grande
Sin gran movimiento del buque no puede producirse un mareo verdadero
[…] Por una convicción hija del consejo de los que saben, ó por un simple esfuerzo de la voluntad, puede hacerse un viaje por mar sin experimentar el mareo
Y aún en los casos de grandes oscilaciones o sacudidas del buque, la despreocupación es el mejor de los remedios, y por tanto, sin detenerse a pensar en la probabilidad de marearse
Búsquese en el olvido del medio, en la quietud ó en distracciones en algo que absorba la atención y monopolice la imaginación, si fuese posible, la victoria sobre el mareo.
Cuando, á pesar de ese esfuerzo preventivo, se empiezan á sentir las ansias del mareo, entre todos los medios que pueden oponerse á sus efectos recomendamos mantenerse al aire libre y fresco del mar
En vez de encerrarse en el camarote; inmovilizar los órganos del vientre por medio de una faja que lo ajuste,
Y mantener en lo posible la posición acostada, con los ojos cerrados, y tomando á lo sumo algún calmante de la susceptibilidad del estómago, y en general de todo el sistema.
Remedios para el mareo durante la travesía
Cartilla del emigrante (inicios del siglo XX)
Esos calmantes son muchos y varían con los gustos individuales:
- agua helada, aromatizada con algún licor anisado ó con otro género de esencia,
- O acidulada con limón, naranja, etc;
- Agua gaseosa obtenida de botellas o sifones especiales, o preparada poniendo una polveada de bicarbonato de sosa en un trago de agua cargada de ácido de limón y tomándola durante la efervescencia.
Trocitos de hielo agregados á esta preparación, ó chupados de rato en rato, aumentan el efecto calmante.
Cuando eso no baste, pueden tenerse, preparadas unas gotas según la fórmula siguiente:
Clorhidrato de cocaína 10 centigramos
Mentol 10 —
Tintura de canela (ó de jengibre, ó de cualquier otro aromático) 5 gramos.
Agua destilada de laurel cerezo 15 —
Mézclese.
Otras soluciones para el mareo
Cartilla del emigrante (inicios del siglo XX)
Otras soluciones consisten en inyectar hipodérmicamente una solución de estricnina y atropina, antes de embarcarse
O en el momento en que a pesar de este preservativo, aparezcan los primeros síntomas del mareo’.
La fórmula de esta solución es:
- Sulfato de estricnina 5 miligramos.
- Sulfato de atropina. 2 —
- Agua-esterilizada ……………. 5 gramos.
- Mézclese.
La dosis. de esta solución es de.30 gotas para adulto, y sólo a un médico, toca decidir sobre su empleo y dosis
Mareos más fuertes, reclaman la intervención del Médico de á bordo.
El mareo suprime, el apetito y hace aborrecer la comida, pero no impide que quien lo desee tome el alimento.
Que se le antoje, aun cuando haya de devolverlo en seguida:
hay quienes sienten más confortado el estómago cuando han tomado algún alimento, aun habiéndolo devuelto
y no es de dudarse que la presencia, aunque sea momentánea, de alimento, sostenga las fuerzas generales y vaya habituando el estómago á la tolerancia.
A esto puede reducirse el consejo médico durante la travesía.
Con la pureza del aire del mar y la acción vivificante del sol, las prescripciones higiénicas quedan reducidas
A no privarse ni del uno ni del otro…
Edición del Viernes
Tomado de © Biblioteca Nacional de España
Pedro A Rodriguez Peña
Buen articulo. De todo se aprende. Una buena ensenñanza.