«España ha sido, hasta hace muy poco, un país de tradición emigrante. La España de hoy no sería imaginable sin esa larga cadena de éxito y sufrimiento, que dejaron tras de sí millones de compatriotas al emprender nuevas rutas en busca de un porvenir mejor, mientras huían del hambre, la falta de oportunidades o la injusticia. Con la llegada de los españoles al continente americano, el nuestro se hizo más grande, al tiempo que se abría una vía crucial para los españoles, que buscaban nuevas tierras para cultivar, nuevos trabajos a los que acceder y muchas aspiraciones sobre cómo lograr una mayor riqueza y ascenso social. Sin negar que las causas económicas fueran el factor determinante del abandono del país natal, la existencia de las “cadenas migratorias” marcaba la dirección y periodificación de las migraciones.. No sabemos qué volumen de españoles abandonaron su tierra por el efecto llamada de parientes y amigos, pero sí sabemos que estas cadenas tuvieron mucha importancia en las zonas de mayor flujo migratorio. Su efecto ayuda a explicar la despoblación de algunos pueblos o comarcas y la concentración de personas de un mismo origen en determinadas localidades del país de destino. Explica, a su vez, la existencia de ciertas continuidades en los flujos migratorios, que parecen frecuentemente tener vida propia, y que continúan aún cuando las causas que originaron la emigración hayan desaparecido. En muchos casos se sigue emigrando, pero por motivos no estrictamente económicos, como el reagrupamiento familiar, la costumbre o la propia cultura migratoria. Las redes de parentesco, tejidas entre los dos continentes, jugaron un papel fundamental, tanto en la integración social y laboral de los inmigrantes, como en los cuidados a los miembros de la familia que permanecieron en el país y en el continuo envío de remesas. Millones de personas se trasladaron a América a lo largo de cinco siglos, en distintas etapas, por diferentes causas y con desigual intensidad, tejiendo vínculos intercontinentales muy profundos (económicos, empresariales, familiares, culturales…) que aún hoy perduran, y continuarán perdurando por mucho tiempo. Sin embargo, en este eterno viaje de ida y vuelta, propio de las migraciones, a partir de los años sesenta del pasado siglo las dificultades económicas y sociales, experimentadas por los países de América Latina, dieron un giro a este proceso, invirtiendo el signo de la corriente migratoria. Europa se transformó a partir de este momento en el destino de la emigración».
Principales países Latinoamericanos de destino de los emigrantes españoles
|