Luego de la Guerra Civil Española se produjeron flujos migratorios importantes, como consecuencia del temor a represalias por parte de las autoridades de facto. Este movimiento de carácter político y al mismo tiempo económico, eligió a Venezuela como país de acogida entre otros factores, por las condiciones legales imperantes lo que permitió la acogida de emigrantes españoles, especialmente en las décadas de los cuarenta y los cincuenta del siglo XX.
Hay que considerar que los flujos hispanos a Venezuela no habían sido relevantes hasta este momento, pues según estudiosos del tema, desde 1882 hasta 1908 se habían asentado en este país unos 8 a 10 mil españoles, luego en la época de la gran avalancha migratoria hasta el 1933, a Venezuela sólo emigraron alrededor de 3 mil españoles. Finalmente la época dorada de la emigración hispana fue a partir de 1946, cuyas cifras pueden superar los 300 mil emigrantes
A consecuencia del bloqueo impuesto a Franco por las naciones vencedoras se presentó una época de mucha precariedad y limitaciones en las Islas Canarias. Entonces los isleños eligieron a esta tierra promisoria, impulsados por el surgimiento de la explotación del petróleo y en general, el brillante futuro que auguraba Venezuela.
Ante todo fue el lugar elegido por los canarios de tanto canario que salía a buscar fortuna. A tal extremo llegó el movimiento que cuando alguien faltaba un par de días por estos pueblos, se solía decir: «Otro para La Guaira». De ahí la denominación de la Octava Isla.
Los inmigrantes españoles trajeron importantes aportes de tipo económico y cultural que auparon una etapa de crecimiento y prosperidad para Venezuela. Como siempre sucede, algunos emigrantes hispanos no lograron adaptarse a las nuevas condiciones de la sociedad de acogida, por ello en este caso también se produjo la llamada ‘emigración golondrina’ o el retorno definitivo a España.